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Author: Admin | 2025-04-28
(3S 18-45). «La voluntad no se debe gozar [ni doler, ni esperar, ni temer] sino sólo de aquello que es gloria y honra de Dios» (3S 17,2). Esto es «dejar el corazón libre para Dios» (20,4). Sencillamente, el hombre es criatura de Dios, que lo conserva en el ser y que lo dirige amorosamente con su providencia: «en Él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). Y no ha sido creado el hombre para vivir según su voluntad propia, sino según la voluntad de Dios. Santa Teresa: «Dadme muerte, dadme vida, / dad salud o enfermedad, / honra o deshonra me dad, / dadme guerra o paz cumplida, / flaqueza o fuerza a mi vida, / que a todo diré que sí. ¿Qué queréis hacer de mí?». Santa Maravillas: «Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera».Entendemos por apegos de la voluntad, en este sentido, todo amor de la voluntad no integrado en el amor a Dios, o contrario a él. Y adviértase bien que la voluntad humana puede apegarse a cualquier cosa que no sea Dios. Uno puede tener amor desordenado a cosas malas –robar, adulterar, mentir–, o a cosas de suyoindiferentes –meterse en todo, no meterse en nada–, o a cosasbuenas –estudiar o rezar mucho, hacer unos trabajos excelentes–. Apegos hay que tienen como objeto bienesexteriores –casa, dinero, vino, tierras–; otros hay con objetos más interiores –vivir tranquilo, parecer moderno, ser eficaz, guardar un ritmo de vida previsible–.–La caridad es la fuerza que sana la libertad y el amor de la voluntad«El amor de Dios ha sido difundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,5). La «nueva criatura», el cristiano re-nacido de Dios, ya no se rige solamente por razón y voluntad –tan débiles y heridas– sino que se
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